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A cinco años de la implementación del Capítulo Étnico del Acuerdo de Paz en Colombia: Un balance independiente

Países
Colombia
Fuentes
WOLA
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A cinco años de la implementación del Capítulo Étnico del Acuerdo de Paz en Colombia: Un balance independiente

juegan un papel importante en las condiciones y oportunidades que experimentan hoy los afrocolombianos, palenqueros, raizales y las comunidades indígenas. Este Capítulo del Acuerdo intenta remediar estos asuntos garantizando que se aplique un enfoque diferenciado a todos los aspectos del esfuerzo del Acuerdo de Paz para abordar algunos de los problemas estructurales más predominantes detrás del conflicto. El principio rector en el Capítulo Étnico indica que las transformaciones que se requieren no sucederán a menos que se haga realidad el reconocimiento, la inclusión, la participación activa de los liderazgos y las comunidades, en la definición de las políticas y programas que los afectan.

Tal y como señalaron mis colegas de la IEANPE y el Instituto Kroc, existen lagunas en la implementación del Capítulo Étnico. Los EE. UU. y la comunidad internacional pueden implementar medidas para cerrar esas brechas, que incluyen:

Convocar, apoyar políticamente y dotar de los recursos económicos necesarios para que la IEANPE funcione adecuadamente y pueda monitorear efectivamente la implementación del Capítulo Étnico. Priorizar la convocatoria de la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad encargada de abordar el desmantelamiento de los grupos armados ilegales, excombatientes y líderes sociales. El aporte de la comunidad étnica a la estrategia para desmantelar a los paramilitares y otros grupos ilegales es esencial. Asegurar la participación y aportes de la comunidad étnica en la implementación de los PDET para el desarrollo local. Esto es crucial para garantizar la implementación del Acuerdo de Paz a nivel local y que las decisiones de desarrollo local sean sostenibles. Asegurar la participación y aportes de la comunidad étnica en la Unidad de Restitución de Tierras y la Unidad de Víctimas para garantizar más y mejores reparaciones y restituciones colectivas. Se necesita un plan para garantizar un impulso real en el retorno de las víctimas y los desplazados, incluidas las tierras colectivas. Garantizar la participación y aportes de las comunidades étnicas a los compromisos del Acuerdo de Paz para la protección contra los ataques a los derechos humanos, incluido un mayor apoyo a los mecanismos de protección colectiva los mecanismos comunitarios colectivos y autónomos de autoprotección: Guardia Indígena y la Guardia Cimarrona Afrocolombiana. Reconocer el papel central del aporte de la comunidad étnica en los programas integrales de desarrollo rural para las comunidades que erradican y reemplazan la coca, como se prometió en los compromisos del Acuerdo de Paz para la sustitución de cultivos. Es importante recordar que el Capítulo Étnico no fue otorgado libremente a las minorías étnicas. Cuando comenzaron las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), los pueblos afrocolombianos e indígenas no formaban parte de la agenda. En el año 2014, al darse cuenta que estaban excluidos, grupos nacionales y regionales afrocolombianos, incluyendo funcionarios del gobierno local, personas desplazadas, mujeres, jóvenes, sindicalistas y sectores religiosos, formaron el Consejo Nacional de Paz Afrocolombiano (CONPA). Un año después, CONPA se unió a las autoridades indígenas para formar la Comisión Étnica para la Defensa de los Derechos Territoriales (Comisión Étnica) y hablar con una sola voz.

Una vez conformada, la Comisión Étnica se comprometió en un esfuerzo de abogacía global y nacional para obtener un asiento en la mesa de negociación y asegurar que sus derechos se integraran en el Acuerdo de Paz. Dentro de Colombia, organizó marchas en las calles y reuniones estratégicas con otros actores de la paz. A nivel mundial, esta coalición unió fuerzas con la Administración Obama, el Congreso de los Estados Unidos, la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos, la ONU, los países garantes, la Coalición de Sindicalistas Negros (CBTU) y muchos otros para impulsar su inclusión. Finalmente, el 26 y 27 de junio de 2016 representantes afrodescendientes e indígenas viajaron a Cuba para negociar con las partes en conflicto. Se formaron grupos de trabajo que dieron como resultado que las partes reconocieran la necesidad de incorporar un enfoque étnico diferenciado en la agenda de los seis puntos del Acuerdo de Paz. Las partes reconocieron que era imposible crear una paz duradera en los territorios sin la participación de los grupos étnicos.

Después de varias reuniones de seguimiento, incluida una reunión el 14 de julio en el Palacio Presidencial de Colombia, se llegaron a acuerdos sobre cómo incluir los derechos de las minorías étnicas en el Acuerdo de Paz. El 23 de agosto se filtró información a la Comisión Étnica indicando que las partes tenían previsto anunciar el acuerdo final en La Habana al día siguiente. En vista que los puntos acordados no estaban aún finalizados, la Comisión Étnica se mostró sorprendida y de inmediato condujo una campaña global de incidencia para garantizar que hicieran parte del Acuerdo. El 24 de agosto, representantes de la Comisión Étnica se dirigieron a La Habana. Esa tarde se reunieron con los negociadores y consolidaron en una hora el texto del “Capítulo Étnico” en la versión definitiva del Acuerdo de Paz. Si bien el capítulo final es una versión reducida de las demandas originales de las minorías étnicas, garantiza un enfoque étnico diferenciado y la participación en su implementación, así como la creación de un mecanismo oficial de seguimiento para avanzar en sus objetivos (IEANPE).

Si bien los derechos de las minorías étnicas y la implementación de la paz sufrieron severos reveses durante la presidencia de Iván Duque, esto no destruyó la voluntad de las comunidades afrocolombianas e indígenas de garantizar sus derechos. Este es el año para hacer balance, reevaluar y avanzar en la implementación del Capítulo Étnico. Su avance no es posible a menos que los Estados Unidos y la comunidad internacional trabajen en conjunto con los líderes afrocolombianos e indígenas para que esto sea una realidad. El informe de la IEANPE abre esta conversación hacia afuera de Colombia, y genera la posibilidad de que aliados existentes y nuevos ayuden a que las ideas contenidas en el Capítulo Étnico, pasen del papel a acciones concretas con resultados en el territorio colombiano.