Aller au contenu principal

Enfermedades prevenibles por vacunación (difteria, sarampión, fiebre amarilla y poliomielitis) en el contexto de la pandemia por la COVID-19: implicaciones para la Región de las Américas, 15 de diciembre de 2021

Pays
Argentine
+ 35
Sources
PAHO
+ 1
Date de publication
Origine
Voir l'original

Informacion de contexto

Evaluación de la amenaza

Difteria

La difteria es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Corynebacterium diphtheriae, que infecta principalmente la garganta y las vías respiratorias superiores; y produce una toxina que afecta a otros órganos. El período de incubación de la difteria es de 2 a 5 días. La enfermedad se transmite por contacto físico directo o por inhalar secreciones de individuos infectados, que se transmiten en forma de aerosol, al toser o estornudar. La enfermedad tiene un inicio súbito y las principales características clínicas son dolor de garganta, fiebre leve e inflamación de los ganglios linfáticos de la región cervical; en casos graves, la toxina puede causar miocarditis, insuficiencia renal o neuropatía periférica. La difteria es mortal en el 5 al 10% de los casos, con una tasa de letalidad (TL) más alta en América Latina, los brotes anteriores han mostrado una TL mayor a 20%. El tratamiento consiste en la administración de antitoxina diftérica (ATD) lo más pronto posible después del inicio de síntomas, para neutralizar los efectos de la toxina, así como un tratamiento precoz con antibióticos.

Sarampión

El sarampión sigue causando la muerte y enfermedades graves en los niños de todo el mundo, siendo una de las principales causas de muerte y años de vida ajustados por discapacidad en los países en desarrollo, a pesar de la disponibilidad de una vacuna segura y eficaz. La transmisión de persona a persona se por el contacto directo o indirecto con gotículas de las secreciones procedentes de la nariz, boca y faringe de las personas infectadas. Los síntomas iniciales, que suelen aparecer entre 7 y 21 días después de la infección, incluyen fiebre alta, secreción nasal, conjuntivitis, tos y pequeñas manchas blancas en la mucosa oral. Varios días después, se desarrolla una erupción que comienza en la región facial y la parte superior del cuello, progresivamente descendente. Un paciente es infeccioso 4 días antes hasta 4 días después del inicio de la erupción. Si bien no existe un tratamiento antiviral específico para el sarampión, la OMS recomienda la administración de vitamina A para todos los niños infectados por el sarampión, independientemente de su país de residencia, ya que la administración de este micronutriente se asocia con una menor morbilidad y mortalidad. La mayoría de las personas se recuperan en 2 a 3 semanas. En poblaciones con altos niveles de desnutrición y falta de atención médica adecuada, hasta el 10% de los casos de sarampión resultan en muerte; la tasa de letalidad puede llegar al 30% en los grupos desplazados. Entre los niños desnutridos y las personas con mayor susceptibilidad, el sarampión también puede causar complicaciones graves, como ceguera, encefalitis, diarrea severa, infecciones de oído y neumonía. Las complicaciones graves son más comunes en los niños menores de 5 años o en los adultos mayores de 30 años. Las mujeres infectadas durante el embarazo también corren el riesgo de sufrir complicaciones graves y el embarazo puede terminar en un aborto espontáneo o un parto prematuro. El sarampión se puede prevenir mediante la vacunación con dos dosis de la vacuna contra sarampión, rubéola y parotiditis (SRP). La meta de cobertura de inmunización para las dosis de SRP1 y SRP2 es del 95%.

Fiebre Amarilla

La fiebre amarilla (FA) es una enfermedad viral aguda transmitida por mosquitos infectados (incluidos Aedes sp. y Haemogogus sp.). La transmisión puede amplificarse en circunstancias con mosquitos Aedes (picadura durante el día) y asociarse con una rápida propagación de la enfermedad en entornos urbanos y áreas densamente pobladas. Si bien muchas personas que se infectan no experimentan síntomas graves, un subconjunto desarrollará una enfermedad grave. Después de un período de incubación de 3 a 6 días, los casos desarrollan la fase "aguda" de la enfermedad caracterizada por fiebre, dolor muscular con intenso dolor de espalda, cefalea, escalofríos, pérdida de apetito, náuseas y / o vómitos, que se resuelven en 3 a 4 días. En general, aproximadamente el 15% de los casos entran en una segunda fase "tóxica" dentro de las 24 horas posteriores a la remisión inicial, que puede incluir fiebre alta, ictericia con o sin dolor abdominal y vómitos, hemorragia e insuficiencia renal; 20 al 50% de estos casos mueren dentro de 10 a 14 días. La circulación del virus de la fiebre amarilla en la Región de las Américas se caracteriza principalmente por una transmisión selvática a través de los vectores Haemagogus o Sabethes en ambientes boscosos tropicales donde persiste la circulación del virus entre primates no humanos y mosquitos arborícolas. La fiebre amarilla silvestre reemerge con brotes de diversa magnitud y extensión en personas no vacunadas que viven o trabajan en estas zonas de riesgo. La vacunación es la medida más importante para prevenir la infección. La vacunación contra la fiebre amarilla brinda protección de por vida. Las estrategias de control de vectores son complementarias, particularmente en áreas urbanas donde se cree que la amplificación mediada por Aedes aegypti es más probable. No existe un tratamiento específico para la fiebre amarilla, solo cuidados de apoyo para tratar la deshidratación, la insuficiencia respiratoria y la fiebre. Las infecciones bacterianas asociadas se pueden tratar con antibióticos. La atención de apoyo puede mejorar los resultados de los pacientes gravemente enfermos, pero rara vez está disponible en las zonas más pobres. Se recomienda que los pacientes con enfermedades agudas estén protegidos con mosquiteros tratados con insecticida para ayudar a evitar una mayor propagación a través de las picaduras de mosquitos de los pacientes que presentan viremia.

Poliovirus

El poliovirus es un enterovirus humano y hay tres serotipos de poliovirus: tipo 1, tipo 2 y tipo 3. El poliovirus salvaje fue la causa de miles de casos de parálisis flácida aguda (PFA) y muertes durante muchos años; sin embargo, después de la introducción de las vacunas contra la polio, solo un tipo de poliovirus salvaje (WPV, por sus siglas en inglés) el tipo 1 continúa circulando. El último WPV tipo 2 fue aislado en 1999 y declarado erradicado en 2015, mientras que el último WPV tipo 3 fue aislado en 2012 y declarado erradicado en 2019. La inmunidad a un serotipo no confiere inmunidad a los otros dos. La poliomielitis se transmite por vía fecal- oral, ingresa al cuerpo por la boca y se multiplica en el intestino. Las personas infectadas excretan poliovirus al medio ambiente durante varias semanas, lo que provoca una rápida propagación en áreas con malas condiciones sanitarias.

El período de incubación suele ser de 7 a 21 días (rango de 4 a 40 días). La infección por poliovirus puede causar una enfermedad menor con síntomas leves a infecciones que incluyen el sistema nervioso central y pueden provocar parálisis. Aproximadamente el 90% de las infecciones son asintomáticas o cursan con fiebre inespecífica. Otros síntomas pueden incluir meningitis aséptica, fiebre, malestar, cefalea, náuseas y vómitos. Si la enfermedad evoluciona con manifestaciones clínicas graves, pueden producirse dolores musculares intensos, rigidez del cuello y la espalda, con parálisis flácida. La parálisis suele presentarse de forma asimétrica, con fiebre al inicio. La parálisis de los músculos respiratorios puede poner en peligro la vida. Aunque pueden producirse algunas mejoras en la parálisis durante la convalecencia, es probable que la parálisis que persiste después de 60 días sea permanente. Todos los casos de PFA entre niños menores de 15 años deben notificarse y las muestras de heces se analizan para el aislamiento viral en cultivo celular y luego si hay algún asilamiento positivo se realiza la diferenciación intratípica por los ensayos RT-qPCR. Los ensayos permiten una caracterización inicial de poliovirus similares a Sabin o no similares a Sabin. Si existe una sospecha de poliovirus derivado de la vacuna (VDPV, por sus siglas en inglés), la prueba de secuenciación para caracterización genética del virus es la prueba de confirmación final. El diagnóstico de poliomielitis paralítica se sustenta en: (i) evolución clínica, (ii) pruebas virológicas y (iii) déficit neurológico residual 60 días después del inicio de los síntomas.

Hay dos tipos de vacunas disponibles comercialmente para la inmunización de rutina: una vacuna de poliovirus oral viva atenuada (OPV) y una vacuna de poliovirus inactivada o inyectable (IPV). En raras circunstancias, los eventos adversos asociados con la OPV podrían resultar en un caso de poliomielitis paralítica asociada a la vacuna (VAPP, por sus siglas en inglés), que puede ocurrir en individuos vacunados o en sus contactos, y la aparición de poliovirus derivados de la vacuna. La incidencia de VAPP se ha estimado en 2 a 4 casos / millón de nacimientos por año en países que usan OPV.

Los virus vivos atenuados de las vacunas OPV (virus Sabin) pueden, a través de la replicación prolongada en un individuo o en una comunidad, volver a adquirir las características de neurovirulencia y transmisibilidad del WPV. A través de mutaciones genéticas, pueden convertirse en VDPV causando casos aislados o brotes de poliomielitis paralítica. Los VDPV son formas genéticamente divergentes del virus de la vacuna Sabin original definido convencionalmente por más de 1% de divergencia genética (o cambio de más de 10 nucleótidos [nt]) para PV1 y PV3 y mayor a 0,6% (o cambio de más de 6 nt) para VP2, en la región VP1 del genoma viral. Estos virus se clasifican en 3 categorías: (1) cVDPV, cuando existe evidencia de transmisión de persona a persona en la comunidad; (2) VDPV asociados a inmunodeficiencia (iVDPV), que se aíslan de una persona con inmunodeficiencia primaria de células B o trastornos de inmunodeficiencia combinados; y (3) VDPV ambiguos (aVDPV), que son aislados a partir de muestras de personas sin inmunodeficiencia conocida o aislados a partir de muestras de aguas residuales de origen desconocido.