Перейти к основному содержанию

Ganar la carrera humana - Informe anual de resultados 2020

Страны
Мир
Источники
ECW
Дата публикации
Происхождение
Просмотреть оригинал

EL NUEVO INFORME ANUAL DE RESULTADOS DE LA EDUCACIÓN NO PUEDE ESPERAR PONE DE MANIFIESTO QUE, DURANTE LA CRISIS DE LA COVID-19, SE HAN MULTIPLICADO LOS DESAFÍOS PARA LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES QUE VIVEN EN SITUACIONES DE EMERGENCIA Y CRISIS

Basándose en su propio modelo innovador, del que ya se han beneficiado 4,6 millones de niños y adolescentes en las peores crisis humanitarias del planeta, el fondo La Educación No Puede Esperar pide que se realicen inversiones cuantiosas e inmediatas para evitar pérdidas irreversibles para generaciones enteras.

5 de octubre de 2021, Ginebra/Nueva York. Con motivo del Día Mundial de los Docentes, La Educación No Puede Esperar, el fondo mundial de las Naciones Unidas para la educación en situaciones de emergencia y crisis prolongadas, ha anunciado que ha proporcionado una educación de calidad a más de 4,6 millones de niños y adolescentes (de los cuales el 48% son niñas) en más de 30 de las peores crisis humanitarias del mundo.

El informe anual de resultados, titulado “Winning the Human Race”, subraya la importancia de invertir en el personal docente para apoyar y fomentar resultados de aprendizaje de calidad para las niñas y los niños afectados por las crisis. Hasta la fecha, La Educación No Puede Esperar ha contratado o apoyado financieramente a cerca de 150.000 docentes (más de 41.000 mujeres), y ha proporcionado materiales de aprendizaje individual a más de 2,6 millones de niños y adolescentes en situaciones de emergencia y crisis prologadas.

Además, la respuesta de La Educación No Puede Esperar a la educación en situaciones de emergencia durante la crisis de la COVID-19 brindó apoyo a 29,2 millones de niñas y niños vulnerables más, así como a 310.000 docentes que viven en entornos de emergencia y crisis. Esta respuesta incluyó asistencia mediante soluciones de aprendizaje a distancia y diversos mensajes y productos integrados para garantizar la continuidad de la educación y la protección de la salud y el bienestar de los niños, el personal docente y sus comunidades durante la pandemia.

A pesar de estos logros, el informe de La Educación No Puede Esperar pone de relieve que la COVID-19 ha tenido un efecto multiplicador sobre los riesgos y no solo ha dado lugar a nuevos desafíos, sino que también ha agravado los que ya sufrían los grupos más vulnerables, en particular las niñas y los niños y adolescentes con discapacidad.

“Para millones de niños y adolescentes marginalizados que ya eran víctimas de conflictos armados, desplazamientos forzosos, desastres causados por el cambio climático y crisis prolongadas, la COVID-19 ha supuesto una crisis dentro de otra crisis ya existente”, declaró el Enviado Especial de las Naciones Unidas para la Educación Mundial, el Muy Honorable Gordon Brown. “Toda una generación que vive en situaciones de emergencia y crisis prolongadas se enfrenta a pérdidas irreversibles. Se calcula que dentro de dicha generación hay 20 millones de niñas desplazadas, principalmente adolescentes, que se encuentran en riesgo. El informe anual de resultados de 2020 es una muestra fehaciente de cómo podemos resistir ante las amenazas y aumentar nuestras posibilidades de ganar la carrera por la humanidad. Los líderes mundiales deben dar un paso al frente y garantizar, con el apoyo de nuestra misión colectiva, una financiación adecuada para la educación dirigida a todas las niñas, niños y adolescentes”.

La pandemia de COVID-19 colocó en primer plano la importancia de la educación. Hoy más que nunca, la educación es la clave para brindar oportunidades a la próxima generación: pone en marcha la recuperación económica, la innovación y la lucha contra el cambio climático, y proporciona una red de seguridad y una esperanza para los niños y adolescentes que viven en zonas afectadas por crisis.

Al mismo tiempo, la pandemia también afectó de forma negativa tanto a la asistencia para el desarrollo en el extranjero como a la financiación humanitaria para la educación. Algunos países donantes ya han empezado a modificar sus presupuestos en detrimento de la ayuda humanitaria y en favor de sus prioridades nacionales. Mientras tanto, en los llamamientos humanitarios han aumentado significativamente las necesidades en materia de financiación educativa –de 1.000 millones en 2019 a 1.400 millones en 2020–, lo que ha acrecentado aún más la falta de financiación en el sector.

“Desde Afganistán, Siria y el Yemen hasta el Sahel, Etiopía y Venezuela, por nombrar solo algunas de las crisis en las que La Educación No Puede Esperar está trabajando junto a sus asociados para que todas las niñas y los niños puedan ver satisfecho su derecho a una educación segura y de calidad, la COVID-19 ha agravado los efectos de los conflictos armados, la inestabilidad, los desastres relacionados con el clima y los desplazamientos forzados”, declaró Yasmine Sherif, directora de La Educación No Puede Esperar. “Podemos ganar la carrera por la humanidad siempre y cuando estemos preparados para invertir en ella y garantizar que estos niños y adolescentes tengan acceso a una educación de 12 años de duración que sea inclusiva y de calidad. Se trata de una inversión en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en la paz, en nuestro futuro y en nuestros derechos humanos universales y nuestra humanidad compartida”.

Tendencias clave

Si bien casi todos los niños del mundo se han visto afectados por el cierre de las escuelas debido a la COVID-19, según el informe, los que viven en los países más pobres se han visto afectados de forma desproporcionada. Desde marzo de 2020, las escuelas en los países azotados por crisis, en los que La Educación No Puede Esperar prioriza sus inversiones para garantizar que ningún niño se queda atrás, han estado cerradas durante una media de 32 días más que en el resto de países. El alumnado de Sudán del Sur, por ejemplo, ha perdido el 16% de las horas de escolarización de su vida, frente al 3% que ha perdido el alumnado de países de Europa y Asia Central.

El informe de La Educación No Puede Esperar revela que dicha pérdida de aprendizaje no hará sino agravar el índice de desigualdades educativas previo a la pandemia y afectará principalmente al 53% de los niños en países de ingreso bajo y mediano, que, a la edad de 10 años, no pueden leer o comprender un texto simple.

Aparte de la pandemia de COVID-19, el informe también subraya el aumento de los riesgos para los niños y adolescentes afectados por otras crisis.

La crisis climática mundial está teniendo efectos considerables en el bienestar y las oportunidades educativas de los niños y adolescentes; asimismo, los peligros relacionados con los fenómenos meteorológicos, como tormentas e inundaciones, forzaron a más de 30 millones de personas a tener que desplazarse en 2020. Dado el consenso científico sobre el aumento de la gravedad y la frecuencia de los fenómenos meteorológicos, aún más niños estarán en riesgo en el futuro.

Cuando tiene lugar un desastre, los niños a menudo suponen cerca de la mitad de las personas afectadas. En el mundo, más de 500 millones de niños viven en zonas con una tasa de inundaciones extremadamente alta, y 160 millones viven en zonas donde la gravedad de las sequías es alta o extremadamente alta.

En 2020, aumentaron de manera significativa los desplazamientos forzados de personas, incluidos niños, debido a los conflictos; y tres cuartas partes de los refugiados del mundo proceden de los mismos diez países. Además, en 2020 hubo 40,5 millones de desplazamientos internos nuevos, relacionados en mayor o menor medida con conflictos, el cambio climático, la pobreza y la inseguridad. Se trata de la cifra más alta registrada hasta ahora.

Las escuelas siguen siendo el blanco de ataques. Entre 2017 y 2019, se produjeron más de 11.000 ataques a escuelas, universidades, estudiantes o personal docente.

Llamamiento a la acción

Desde su lanzamiento en 2016, La Educación No Puede Esperar ha movilizado 828,3 millones de dólares de los Estados Unidos a través de su fondo fiduciario y, junto con sus asociados, ha contribuido a impulsar en diez países programas por valor de 1.000 millones de dólares y en línea con los programas de resiliencia plurianual de La Educación No Puede Esperar.

“Si colaboramos con nuestros asociados, el alcance de nuestros logros conjuntos es innegable: en menos de cinco años de existencia, La Educación No Puede Esperar ha superado la prueba de concepto a través de resultados tangibles. Hago un llamamiento a los líderes mundiales, al sector privado y a nuestra comunidad mundial para que contribuyan de manera urgente y generosa a que La Educación No Puede Esperar ayude a los millones de niños en riesgo de quedarse al margen”, declaró Sherif.

#ECWResults

  • Alcance total: Las inversiones de La Educación No Puede Esperar en programas educativos integrales para niñas y niños afectados por crisis han beneficiado a 4,6 millones de niños y adolescentes (el 48% de los cuales son niñas), centrándose en aquellos con mayor riesgo de exclusión: refugiados (38%), niños desplazados internos (16,4%) y niños y adolescentes de comunidades de acogida y de otras poblaciones vulnerables (45,6%). Además, solo en 2020, un total de 29,2 millones de niñas y niños se beneficiaron de intervenciones más a corto plazo y centradas en la COVID-19, que tenían como objetivo continuar con la escolarización y mantener a salvo de la pandemia a niños y a adolescentes.

  • Mayor acceso a la educación: El 96% de los programas apoyados por La Educación No Puede Esperar ampliaron el acceso a la educación de los niños y adolescentes afectados por crisis. En Uganda, por ejemplo, la tasa bruta de matriculación de niños refugiados creció de manera constante de un 72% en 2017 a un 79% en 2020.

  • Reforzar la equidad y la igualdad de género: El 94% de los programas apoyados por La Educación No Puede Esperar muestran una mejora en la paridad de género en el acceso a la educación. Las niñas suponen el 48% de todos los niños a los que se ha llegado con las inversiones de La Educación No Puede Esperar desde su creación, y el 40% del personal docente contratado o financiado a través de los fondos de La Educación No Puede Esperar en 2020 son mujeres. El porcentaje de niños con discapacidad beneficiarios de alguno de los programas de La Educación No Puede Esperar creció de un 0,2% desde el lanzamiento del fondo, hasta un 1,3% en 2020.

  • Continuidad y sostenibilidad educativas reforzadas: Para finales de 2020, una cifra acumulada de 275.000 niños (de los cuales el 51% eran niñas) se habían beneficiado de las intervenciones de La Educación No Puede Esperar en materia de educación de la primera infancia o preescolar desde el lanzamiento del fondo. El porcentaje de niños beneficiarios de alguno de los programas de La Educación No Puede Esperar en materia de educación secundaria creció de un 9% en 2019 a un 13% en 2020.

  • Aprendizaje y aptitudes mejoradas: Desde el lanzamiento de La Educación No Puede Esperar, se ha formado a casi 70.000 docentes (de los cuales el 48% son mujeres) a través de su programación habitual, es decir, no centrada en la COVID-19. Se han proporcionado en total 2,6 millones de materiales de enseñanza y aprendizaje a niños y adolescentes (de los cuales el 47% eran niñas). La medición de los resultados de aprendizaje también se ha implantado en un número creciente de subvenciones de La Educación No Puede Esperar.

  • Entorno de aprendizaje seguro y protector: En 2020, los asociados de La Educación No Puede Esperar aumentaron el acceso a instalaciones de agua y saneamiento en 2.225 espacios de aprendizaje y proporcionaron mecanismos seguros de transporte para ir y volver a la escuela a alrededor de 3.100 niños. En 2020 se llevaron a cabo intervenciones de salud mental y apoyo psicosocial a distancia para niños, docentes y cuidadores y se formó en la materia a más de 19.500 docentes (de los cuales el 54% eran mujeres). Las inversiones de La Educación No Puede Esperar han contribuido a poner en marcha programas de alimentación escolar dirigidos a los niños en el Chad, la República Democrática del Congo y la región del Sahel.

###

Nota para los editores:

Acerca de La Educación no puede esperar:

La Educación No Puede Esperar es el fondo mundial de las Naciones Unidas para la educación en situaciones de emergencia y crisis prolongadas. Contribuimos a que niñas y niños refugiados, desplazados internos y afectados por otras crisis puedan obtener resultados educativos de calidad, a fin de no dejar a nadie atrás. La Educación No Puede Esperar actúa a través del sistema multilateral para acelerar las respuestas en situaciones de crisis y vincular las intervenciones de socorro inmediato con otras a más largo plazo mediante programas plurianuales. La Educación No Puede Esperar trabaja en estrecha colaboración con gobiernos, donantes públicos y privados, organismos de las Naciones Unidas, organizaciones de la sociedad civil y otros agentes que prestan ayuda humanitaria y para el desarrollo con el propósito de lograr una mayor eficacia y coordinar las respuestas. La Educación No Puede Esperar hace un llamamiento urgente a los donantes del sector público y privado para que amplíen sus contribuciones con vistas a llegar a aún más niños y adolescentes vulnerables. La Educación No Puede Esperar se administra conforme a las normas y reglas financieras, administrativas y de recursos humanos de UNICEF y cuenta con una estructura de gobernanza independiente encargada de las operaciones.

Síganos en Twitter: @EduCannotWait @YasmineSherif1 @KentPage

Puede consultar información adicional en: www.educationcannotwait.org

Para consultas de prensa:

Anouk Desgroseilliers: adesgroseilliers@un-ecw.org, +1-917-640-6820
Kent Page: kpage@unicef.org, +1-917-302-1735
Para otras consultas: info@un-ecw.org