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Estado de la Unión Europea: ¿más promesas huecas sobre la equidad mundial de la vacuna contra la COVID-19?

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MSF critica la enorme brecha entre la retórica de la UE y unas acciones que minan el acceso global a las vacunas contra el coronavirus

Bruselas / Madrid, 15 de septiembre de 2021.- En su discurso de hoy sobre el estado de la Unión Europea, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha vuelto a subrayar la importancia del acceso global a las vacunas para acabar con la pandemia de COVID-19. ¿Significa esto que las palabras de la UE se convertirán finalmente en hechos? ¿O es su discurso otra promesa vacía?

Desde abril de 2020, las autoridades de la UE han venido afirmando que "nadie está seguro hasta que todos lo estemos", y prometiendo "crear un bien público mundial verdaderamente único". Sin embargo, hasta ahora, sus discursos han sido poco más que palabras huecas. En lugar de ello, la UE ha socavado sistemáticamente las propuestas para lograr una producción, suministro y distribución equitativos de vacunas y productos terapéuticos. Y, aunque se jacta de los compromisos de donación de vacunas, solo se ha repartido una parte de las dosis necesarias.

"A la UE le gusta presentarse como defensora de la equidad en las vacunas", afirma el Dr. Christos Christou, presidente Internacional de Médicos Sin Fronteras. "Pero la distancia entre esas bellas palabras y sus acciones es vergonzosamente amplia. La UE sigue bloqueando las iniciativas para ayudar a otros países a producir sus propias vacunas y terapias y no ha repartido a tiempo las dosis de vacunas prometidas. En consecuencia, muchos países se enfrentan a una dramática escasez de vacunas COVID-19 como muestra el hecho de que, en los países de bajos ingresos, solo el 1,1% de la población haya recibido al menos una dosis o que, de todas las dosis administadas en el mundo hasta ahora, solo el 0,3% haya sido inoculado en países pobres”.

La UE es uno de los principales apoyos financieros de COVAX, el mecanismo de adquisición mundial que pretendía comprar, suministrar y distribuir equitativamente las vacunas COVID-19. Pero al reservar por adelantado miles de millones de dosis de vacunas COVID-19 fuera de COVAX, la UE y otros países de altos ingresos han dejado al margen a este mecanismo. Como resultado, COVAX se ha quedado sin opciones de compra y depende, en gran medida, de las donaciones caritativas ad hoc de dosis. La negativa de la UE a reconocer las vacunas aprobadas por la OMS producidas en países de ingresos bajos y medios para su ‘Certificado Digital COVID-19’ agrava aún más las desigualdades mundiales existentes y la indecisión sobre las vacunas.

Mientras que la UE tiene acuerdos para adquirir hasta 4.500 millones de dosis para su propia población de 450 millones de personas (lo que equivale a diez dosis por habitante), COVAX solo ha distribuido 250 millones de vacunas del objetivo inicial de 2.000 millones para los países de ingresos bajos y medios. Y aunque la UE ha intensificado recientemente su compromiso de repartir 250 millones de dosis, principalmente a través de COVAX, a cuatro meses de finalizar el año apenas ha donado el 10% de estas.

La UE también rechaza iniciativas que podrían maximizar y diversificar la producción de vacunas y terapias a nivel mundial: Ni ha negociado ni exigido que se compartan las tecnologías y los derechos de propiedad intelectual como parte de sus acuerdos de financiación y compra de vacunas y terapias COVID-19, por un lado, ni ha apoyado abiertamente las iniciativas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para compartir voluntariamente estas tecnologías y derechos de propiedad intelectual, por el otro.

Lo más acreditado es que la UE es uno de los principales opositores y ha desbaratado activamente el proceso de negociación de la exención de los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC), una propuesta en la Organización Mundial del Comercio (OMC) que permitiría a los países suprimir temporalmente ciertos derechos de propiedad intelectual para producir herramientas médicas vitales contra el coronavirus, como las vacunas. La UE lanza ahora grandes promesas de apoyo a la fabricación de vacunas en África. Sin embargo, si no se aborda claramente el monopolio tecnológico, la sola producción de vacunas no conduce necesariamente a un mejor acceso para el continente. El reciente ejemplo de una empresa sudafricana que produce la vacuna de Johnson & Johnson para el suministro en Europa ha mostrado, de forma evidente, el defecto de tal enfoque.

"La UE parece empeñada en priorizar los intereses de su propia industria farmacéutica antes que ofrecer los mayores beneficios sanitarios y satisfacer las necesidades médicas mundiales causadas por la pandemia, incluidas las de sus propios ciudadanos", afirma el Dr. Christou. "Como resultado, una gran parte de la población mundial sigue sin vacunarse, con el consiguiente riesgo de aparición de nuevas variantes del virus que pueden minar la eficacia de la vacuna y extenderse a Europa y más allá".

Es hora de que la UE se ponga por fin a trabajar en serio para que las vacunas contra la COVID-19 sean accesibles allí donde se necesiten. Para ello, sus prioridades urgentes deberían ser:

  • Dejar de bloquear la suspensión temporal de la propiedad intelectual en la OMC.

  • Garantizar que las tecnologías de la vacuna COVID-19 se compartan con los productores potenciales de los países de ingresos bajos y medios a través del centro de transferencia de tecnología de vacunas de ARNm de la OMS.

  • Proporcionar apoyo financiero y técnico para la diversificación global de la producción y el suministro.

  • Acelerar rápidamente las transferencias de vacunas de los Estados miembros de la UE a COVAX y a los países de ingresos bajos y medios.