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Brasil: El CICR consolida el programa de Restablecimiento del Contacto entre Familiares en la frontera entre Brasil y Venezuela

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Бразилия
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ICRC
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Pacaraima, municipio brasileño del estado de Roraima, en la frontera con Venezuela, es la puerta de entrada de numerosas personas venezolanas que migran a Brasil. Además de su equipaje con sus pertenencias, traen consigo muchas expectativas e incertidumbre acerca de qué les deparará el nuevo país.

Si mudarse a otro país tiende a ser un momento de múltiples desafíos, estos se acentúan para las personas en mayor situación de vulnerabilidad, como la económica, por ejemplo.

Es el caso del trabajador autónomo Marco Antonio Navarro, que llegó a Brasil luego de un recorrido de tres días por Venezuela. Cuenta que fue asaltado en su país de origen cuando viajaba en ómnibus hasta la frontera y le sustrajeron la mochila, donde llevaba ropa, documentos y su celular.

Después del asalto, Marco se vio obligado a seguir su viaje a pie y llegó a la frontera con Brasil solo con la ropa que traía puesta, enfrentando el sol, la lluvia y el hambre.

Historias como las de Navarro se repiten. La pérdida de contacto entre familiares ocurre de manera frecuente no solo en Brasil, sino en el mundo, ya sea por migración, desastres naturales o conflictos armados. Por este motivo, la labor de restablecer el contacto entre padres e hijos, o hermanos y hermanas, es una necesidad humanitaria, que es atendida por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja a través del programa de Restablecimiento del Contacto entre Familiares (RCF).

Este fue el servicio que Marco encontró, recomendado por otras personas migrantes. De esta manera, pudo dar noticias suyas a sus seres queridos desde el Centro de Capacitación y Referencia (CCR), donde el CICR ofrece el servicio de conectividad.

"Pude hablar con mi madre y darle noticias mías. Fue un alivio decirle que estoy vivo, a pesar de los problemas que tuve. Considero que un llamado puede parecer algo simple, pero, en verdad, es un servicio muy importante. Si lo pensamos, un llamado, un contacto, a veces puede salvar una vida", dice.

El servicio de RCF que el CICR presta en varios países para ayudar a las personas migrantes, les permite informar su paradero a sus familiares y mantener contacto con sus seres queridos por medio de llamados telefónicos, acceso a internet y recargas de batería en sus equipos.

Como en el caso de Marco, muchas personas migrantes también enfrentan otro desafío: la falta de documentación personal. En Brasil y en Venezuela, el CICR responde a esa necesidad humanitaria facilitando el transporte de documentación de identidad entre ambos países.

Nicolás Palomo es migrante en Brasil y actualmente trabaja como colaborador del CICR en la frontera, atendiendo a compatriotas que buscan retomar o mantener el contacto con sus familiares. Observa de cerca la dimensión del beneficio directo de estos servicios para quienes más lo necesitan.

"Comunicarse es una necesidad básica del ser humano. Cuando la persona está en situación de vulnerabilidad, el contacto con los seres queridos es todavía más importante: alivia la ansiedad y el nerviosismo, disminuye la angustia. Es común que, después de ser atendidas, las personas salgan de aquí con otro semblante, menos preocupadas", afirma.

La mayor parte de las personas atendidas en el Centro viene de Venezuela; por esa razón, la mayor parte de los llamados y contactos se realizan a ese país. Les siguen los llamados a diversos puntos dentro del territorio brasileño, ya que muchos familiares se establecieron en otras regiones de Brasil.

La jefa adjunta de la oficina del CICR en Roraima, Andrea Cristina Godoy Zamur, explica que, desde 2018, facilitaron más de 500 mil servicios de llamadas telefónicas y acceso a internet.

"Con la pandemia, hubo cierta disminución con respecto a lo que podíamos hacer, pero la demanda continua de nuestros servicios por parte de la población afectada nos muestra la relevancia de esta labor para las personas migrantes y el beneficio enorme y directo en su vida y en las rutinas de las organizaciones con las cuales trabajamos en la respuesta humanitaria", cuenta.

En Pacaraima, después de la flexibilización de Brasil con respecto al ingreso de personas por la frontera, se atendió, en promedio, a 450 personas por día. Si bien la pandemia de COVID-19 representa un desafío adicional, desde el inicio del brote de la enfermedad, el CICR adaptó su respuesta, con protocolos que buscan mantener la seguridad, tanto para quien recibe el servicio como para el personal del sector humanitario que trabaja en la primera línea.

Tanto en el estado de Roraima como en Manaos, estado de Amazonas, se ofrecen servicios de conectividad en varios puntos, por ejemplo, en todas las estructuras de la Operación Acogida –refugios, Puesto de Recepción e Identificación, Puesto de Priorización (triaje), Puesto de Recepción y Apoyo–, así como en diversos espacios mantenidos por entidades socias.