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Estrategia del Clúster de Alojamiento, Energía y Enseres - Venezuela, 2021

Pays
Vénézuela
Sources
Shelter Cluster
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Date de publication
Origine
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Situación

Durante años, en Venezuela ha habido personas en movilidad producto de la situación económica, situaciones de violencia localizadas y falta de acceso a servicios básicos esenciales, incluyendo la electricidad, el gas doméstico o el agua, entre otros. Al mismo tiempo, las tendencias de movilidad humana continúan, a pesar de las restricciones de movimiento tras la activación del Estado de Alarma el día 13 de marzo de 2020 para combatir la propagación del COVID-19. Las personas en movilidad tienen necesidades específicas, incluyendo un alojamiento seguro y digno en las rutas, que se encuentran en los estados de tránsito y de frontera del país. Dentro de los flujos de movilidad humana, a partir del último cuatrimestre de 2019 se registró un aumento en el flujo de retornos espontáneos. Este flujo de movilidad humana ha aumentado considerablemente tras el brote de la pandemia por COVID-19 en los países vecinos que también acogen refugiados y migrantes venezolanos. El estado venezolano dictó en 2020 una medida de cuarentena preventiva obligatoria para todas las personas que retornan al país en los Puntos de Atención Social Integral (PASI), espacios de alojamiento habilitados por las autoridades y que poseen características físicas y de funcionamiento distintas de acuerdo con el municipio y estado en el que se encuentren. El número de PASI activos ha variado significativamente durante los meses de la pandemia, con un importante aumento durante la primera mitad del año, seguida de una progresiva reducción en su número en la última mitad. A finales de 2020, el número de PASI activos en los principales estados de frontera, incluyendo Apure, Zulia, Bolívar y Táchira, se ha reducido casi en su totalidad.

Aunque se desconoce el número exacto, un importante porcentaje de los movimientos en frontera son pendulares con una relación socioeconómica. El cierre de frontera con Colombia y Brasil, países limítrofes con Venezuela, desde marzo de 2020 ha afectado, en general, a las dinámicas de movilidad humana dadas las restricciones en los movimientos de salida de la población desde Venezuela, generando un aumento en las necesidades humanitarias en estados fronterizos y de tránsito con respecto al acceso seguro a servicios básicos, espacios de alojamiento temporal y enseres básicos para las personas en movilidad, junto con las dificultades de realizar movimientos pendulares a través de las fronteras formales de La Guajira, San Antonio, Páez y Santa Elena de Uairén. Esto ha traído consigo un aumento en el número de movimientos a través de pasos informales, comúnmente conocidos como trochas, en los cuales los riesgos son mayores y el acceso a servicios, incluyendo alojamiento, es prácticamente inexistente. Junto con los movimientos pendulares y el flujo de retornados, durante finales de 2020 se ha generado un flujo de salida de personas del país con intención de permanencia con motivos socioeconómicos, de reunificación familiar y, en general, de protección, incluyendo la violencia generalizada, extorsiones y violencia basada en género, que ha venido generando una mayor presión en los estados de tránsito y de frontera de la población.