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Guinea Ecuatorial: Explosiones en Bata, Informe de Situación No. 2, Hasta el 28 de marzo 2021

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OCHA
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Destacados

  • Un informe elaborado por UNREC señala las tres prioridades en materia de seguridad, incluyendo la destrucción segura de los explosivos sin detonar; la educación y formación para el personal militar nacional y otros socios nacionales en el manejo y almacenaje del material explosivo; y la necesidad de mejorar el diseño de las infraestructuras de almacenaje de municiones.

  • Mientras unos 50 pacientes continúan hospitalizados, la situación sanitaria está mejorando. Las prioridades son la rehabilitación, la fisioterapia y el apoyo psicosocial (en particular para niños). La OMS alerta sobre el riesgo de un incremento de los casos de COVID19 en Bata.

  • Albergues; agua, saneamiento e higiene; y la seguridad alimentaria continúan siendo una prioridad ya que muchas familias desplazadas se han traslado en el interior, mientras que otras siguen viviendo en edificios severamente dañados. La pérdida de ingresos, recursos y medios de subsistencia representan otra preocupación.

Panorama de la Situación

Los resultados preliminares de las evaluaciones de necesidades multisectoriales finalizadas el miércoles 24 de marzo, confirmaron los daños en los edificios, líneas eléctricas y el suministro de agua en el campo militar de Nkuantoma y las áreas aledañas a la explosión, hasta una distancia de 3 kilómetros. Nkuantoma 1, un barrio situado en el noroeste del lugar de la explosión, constituye una comunidad de alrededor de 600 familias y fue la más afectada. El 80 por ciento de las casas han sufrido algún tipo de daños, en particular en el techo y las ventanas. De estas, el 30 por ciento han sido destruidas y no son habitables. En Razel, una comunidad al sur del recinto de la explosión, 315 familias han sufrido daños graves. Aquellas personas afectadas han buscado refugio en otras provincias, o entre familiares o amigos, o han buscado asistencia de grupos de beneficencia. Existen algunas fuentes aisladas que reportan algunas casas están acogiendo en la actualidad hasta 27 personas.

Los equipos de evaluación han observado que al menos 10 por ciento de las familias afectadas han empezado a reparar sus casas. Esto corresponde a las familias más acomodadas. Sin embargo, muchas dependen de la asistencia del gobierno y los socios humanitarios. La mayoría de las familias afectadas tienen propiedades, y solo unas pocas alquilan alojamiento. En consecuencia, la prioridad más urgente expuesta por la población afectada es recibir apoyo para reparar y / o reconstruir sus casas destruidas. Tanto los bienes alimentarios como los enseres fueron catalogados como vitales debido a las grandes pérdidas sufridas a causa de la explosión. La situación se está deteriorando con el inicio de la temporada de lluvias. Las familias cuyas casas fueron dañadas por la explosión deben ahora afrontar inundaciones por las lluvias, con un incremento del riesgo de enfermedades relacionadas con el agua.
Mientras unos 50 pacientes continúan hospitalizados, la situación sanitaria está mejorando. De todos modos, existen preocupaciones sobre algunas personas heridas que pueden que no hayan recibido asistencia médica. Se ha observado también que algunos pacientes han retornado a los hospitales después de haber sido inicialmente dados de alta. Los niños resultaron particularmente afectados por las explosiones. Además de lesiones físicas, los niños que fueron separados de sus padres afrontan presión psicológica e incertidumbre por su futuro inmediato en términos de alojamiento y temor general tras las explosiones. La OMS ha constatado un riesgo de incremento de los casos de COVID-19 en Bata. Se ha identificado una gran carencia en la gestión de residuos sanitarios en los hospitales de la ciudad, con potenciales vectores de contaminación. La falta de capacidad para la gestión de residuos sanitarios en los hospitales de la ciudad representa una preocupación principal tal como indicado por los oficiales de salud y se requiere una atención urgente para prevenir otras infecciones. Las prioridades en salud son la rehabilitación, fisioterapia y apoyo psicosocial, en particular para niños. Además, el número de pacientes con HIV recibiendo antirretrovirales (TAR) ha disminuido en un 23 por ciento, mientras que el de aquellos que reciben servicios de HIV está disminuyendo desde la explosión. ONUSIDA tiene previsto discutir con las autoridades nacionales para lanzar una campaña de sensibilización sobre el VIH y prevenir un posible incremento de nuevas infecciones entre las personas desplazadas. Existen preocupaciones sobre que las consecuencias del impacto estén agravando otras vulnerabilidades. Guinea Ecuatorial posee una de las mayores tasas de prevalencia de violencia basada en género de acuerdo a la Encuesta Demográfica y de Salud (DHS, en sus siglas en inglés) de 2011. El 62,8 por ciento de las mujeres entre los 15 y 49 años ha sufrido violencia desde la edad de 15. UNFPA está trabajando en una encuesta de VBG para identificar las necesidades y las preocupaciones generales en protección. Los niños y las mujeres son los más afectados en términos de protección. El orfanato de Remar, el cual albergaba a 70 adolescentes antes de la explosión, sufrió daños substanciales y los residentes fueron transferidos hasta Somagec, a unos seis kilómetros. La pérdida de los medios de subsistencia combinada con el cierre de las escuelas debido a la pandemia del COVID-19 está provocando un aumento del trabajo infantil. Igualmente preocupante es la situación de los ancianos, ya que la respuesta inicial ha priorizado la acogida de los niños, mientras que las personas mayores permanecen en sus casas dañadas. Victimas con discapacidades requieren también apoyo para volver a su vida normal. Las familias desplazadas están a menudo divididas, y se prevé que la situación empeore si los requerimientos en materia de alojamiento temporal siguen sin cubrirse.

Las fuentes de agua están totalmente dañadas en la zona del epicentro de la explosión. Varios pozos en las zonas residenciales cercanas a la base militar resultaron dañados y en la mayoría de los casos contaminados. El suministro de agua en el barrio de Nkuantoma se garantiza a través de pozos y depósitos de agua con redes de suministro localizadas. La comunidad ha mostrado su preocupación por la calidad del agua. Resulta igualmente prioritario evaluar el estado del suelo y la contaminación del agua, ya que existe el temor de contaminación en los pozos y en los ríos debido al flujo de agua y la erosión de residuos de las explosiones. Los sistemas de agua, saneamiento y alcantarillado deben formar parte del plan de respuesta humanitario inmediato, al mismo tiempo que el Gobierno debería considerar la puesta en marcha de políticas a largo plazo en materia de Agua, Saneamiento e Higiene (WASH, en sus siglas en inglés).

Un total de 24 escuelas de preescolar, primarias y secundarias (9 públicas y 15 privadas) y 2 facultades universitarias (humanidades y religión, y pedagogía y educación) se han visto afectados por las explosiones. Se estima que alrededor de 7.000 estudiantes se han visto afectados por la explosión. Las escuelas llevaban un mes cerradas antes de las explosiones a causa del COVID-19. El cierre de las escuelas se ha prolongado por otras dos semanas después de la explosión. A pesar de que los sistemas de educación a distancia se han puesto en marcha, una pérdida de educación puede conllevar un abandono permanente de los estudios. UNESCO ha apoyado al Director de Planificación y Educación en el desarrollo de un cuestionario para mejorar la recogida de datos. En colaboración con el Ministerio de Educación, UNICEF y UNESCO han realizado entrevistas con los directores y profesores de las escuelas afectadas para garantizar la continuidad de la educación, teniendo en cuenta el constante movimiento de las familias afectadas.

Los mercados y los pequeños negocios en las zonas afectadas también han sufrido daños. La pérdida de ingresos y medios afecta al consumo de alimentos de los hogares. Durante las evaluaciones se identificó carencias en el nivel de consumo y la disminución del capital y es probable que un mayor agotamiento del capital dificulte la capacidad de los hogares afectados a hacer frente a la situación. Esto supone un riesgo para la malnutrición. Se está desarrollando un plan de recuperación temprana y de medios de subsistencia y se focalizará en la recuperación de ingresos y la revitalización de los mercados. Los ancianos han sido identificados como muy vulnerables ya que no tienen acceso a los mercados de alimentos, agua potable y a menudo viven en alojamientos destrozados. Se requiere la asistencia alimentaria para atender las necesidades inmediatas de las familias afectadas.

Las labores de identificación, mapeo y retirada de municiones sin explotar han avanzado, aunque la recogida de residuos y el reciclaje informal sigue representando una preocupación. Del mismo modo, existe la necesidad de evaluar el suelo y la contaminación del agua. Se han encontrado escombros de las explosiones mezclados con municiones en el vertedero de residuos situado cerca del lugar del recinto de la explosión. El 24 de marzo, tal como fue reportado por las autoridades, explotaron municiones en un lugar de quema de basuras, días después se informó de otra explosión en el vertedero, causando pánico entre la población.
Las prioridades incluyen el alojamiento, los alimentos, la protección de huérfanos y personas mayores, así como familias lideradas por mujeres, el apoyo psicosocial a las víctimas, el agua, saneamiento e higiene, el apoyo en medios de subsistencia para aquellos que se han quedado sin hogar, y un estudio completo del medioambiente.
La Coordinadora Residente de las Naciones Unidas (CR) acompañada por la líder del Equipo UNDAC y el representante de UNREC dialogaron con el Ministro de Asuntos Exteriores, el Ministro de Defensa y el Comité Nacional de Respuesta a Emergencias presidido por el Ministro del Interior. La CR informó sobre el trabajo que vienen efectuando los respectivos equipos de las Naciones Unidas en el terreno. La CR incidió en los mecanismos de coordinación establecidos tanto en el ámbito humanitario como en el de seguridad. Tuvo la oportunidad de abordar los desafíos observados y las medidas correctivas propuestas en el marco humanitario y de seguridad y enfatizó sobre la urgencia de garantizar intervenciones inmediatas por parte de las autoridades locales para asegurar el apoyo humanitario, fortalecer la protección para reducir el tráfico ilegal de armas y municiones, y cercar el campamento militar para impedir la entrada de personas y niños. El director regional de UNREC presentó el trabajo que se está realizando en el marco de garantizar la seguridad del área de la explosión, principalmente teniendo en cuenta que hay artefactos sin explotar que siguen suponiendo un riesgo para la población, coordinando la recogida e identificación de materiales para su posterior detonación. Sobre la base del informe inicial, explicó la posible causa de las explosiones y brindó recomendaciones en tres áreas específicas: (i) destrucción segura de los explosivos sin detonar;

(ii) educación y formación para el personal militar nacional y otros socios nacionales en el manejo y almacenaje del material explosivo; y (iii) mejorar el diseño de las infraestructuras de almacenaje de municiones, preferiblemente mediante una construcción subterránea. UNREC solicitará el apoyo del gobierno en la implementación de estas recomendaciones. La líder del equipo UNDAC presentó las novedades en cuanto la estructura de coordinación internacional establecida en apoyo a la respuesta nacional, las evaluaciones conjuntas de necesidades, la gestión de la información y los planes de financiación humanitarios.

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