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Las mujeres y la paz y la seguridad - Informe del Secretario General (S/2019/800)

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I. Introducción

  1. Este informe se presenta de conformidad con lo dispuesto en la declaración de la Presidencia de fecha 26 de octubre de 2010 (S/PRST/2010/22), en la que el Consejo de Seguridad solicitó que se le presentaran informes anuales sobre la aplicación de su resolución 1325 (2000) y su resolución 2122 (2013), en la que solicitó información actualizada sobre el progreso, los retos y las deficiencias en todos los aspectos de la agenda sobre las mujeres y la paz y la seguridad.

  2. El informe de 2019 se presenta en vísperas del cumplimiento en 2020 de muchos hitos y aniversarios importantes: 75 años desde la creación de las Naciones Unidas; 25 años desde la aprobación de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing; y 20 años desde que se aprobó la resolución 1325 (2000) del Consejo de Seguridad, que atribuye un papel prominente a la participación de las mujeres en las actividades de prevención y solución de conflictos. Los compromisos contraídos por las Naciones Unidas, sus Estados Miembros y las organizaciones regionales para promover los derechos de las mujeres, la igualdad de género y la participación plena y significativa de las mujeres en todos los contextos de adopción de decisiones han seguido evolucionando durante los últimos dos decenios. La correlación entre la desigualdad de género y la propensión de una sociedad determinada al conflicto civil o interestatal ha quedado bien establecida 1 . Abordar las causas profundas de la desigualdad de género, dar prioridad a la prevención de conflictos y las nuevas amenazas para la paz y la seguridad y garantizar la aplicación integral de la agenda sobre las mujeres y la paz y la seguridad deben ser prioridades para todos los que están comprometidos con la prevención de conflictos, la paz sostenible, el desarrollo sostenible y los derechos humanos.

  3. Todavía vivimos en un mundo donde las mujeres se ven excluidas de los procesos políticos y de paz, aumenta el número de ataques contra las defensoras de los derechos humanos, las trabajadoras humanitarias y las promotoras de la consolidación de la paz, persisten los intentos de erosión de las normas internacionales de derechos humanos, y siguen propagándose la xenofobia, el racismo, la intolerancia, la homofobia, la transfobia, y la misoginia violenta.
    Seguimos observando también niveles elevados de conflicto, violencia e inestabilidad y nos enfrentamos a la amenaza inminente del cambio climático que, de no abordarse, agudizará la inseguridad y las crisis mundiales. Se necesitan medidas audaces y urgentes para lograr que el 20º aniversario de la agenda sobre las mujeres y la paz y la seguridad, que se celebrará el año próximo, genere compromisos concretos y acciones fructíferas, en lugar de una retórica vacía.

  4. De conformidad con mi informe anterior, pedí a las entidades del sistema de las Naciones Unidas que hicieran un balance de la aplicación de las recomendaciones relativas a las mujeres y la paz y la seguridad formuladas en los tres exámenes sobre la paz y la seguridad realizados en 2015 que fueran pertinentes para el sistema, a fin de que las Naciones Unidas, con el apoyo de los Estados Miembros, pudieran adoptar medidas inmediatas para reforzar la aplicación de la agenda sobre las mujeres y la paz y la seguridad en el período previo al 20º aniversario de la resolución 1325 (2000) y más adelante. Para apoyar este análisis, la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU-Mujeres) encargó una evaluación independiente de la aplicación de las recomendaciones de género contenidas en los tres exámenes sobre la paz y la seguridad realizados en 2015 2 . En el presente informe también se tuvo en cuenta un análisis de los progresos y las tendencias que se basó en los datos y la información proporcionados por las entidades del sistema de las Naciones Unidas, los Estados Miembros, organizaciones regionales, la sociedad civil y fuentes de datos reconocidas a nivel mundial. El informe refleja los avances que han hecho las Naciones Unidas, los Estados Miembros y las organizaciones regionales y hace además otro llamamiento a la acción para seguir haciendo progresos. Las principales constataciones son las siguientes:

a) Las mujeres siguen representando apenas el 4,2 % del personal militar de las misiones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas;

b) Nuevos datos publicados en mayo de 2019 ilustran los niveles récord de violencia política contra las mujeres;

c) Hay sospechas fundadas de que más de 50 partes en conflicto han cometido o instigado violaciones sistemáticas y otras formas de violencia sexual en situaciones sometidas a la consideración del Consejo de Seguridad;

d) Al menos 1 de cada 5 mujeres refugiadas o desplazadas sufre violencia sexual, y 9 de los 10 países que tienen las tasas de matrimonio infantil más altas se encuentran en una situación frágil;

e) En 2019, casi 132 millones de personas necesitan asistencia humanitaria y protección y se estima que, de ellas, 35 millones son mujeres, mujeres jóvenes y niñas que requieren servicios vitales de salud sexual y reproductiva e intervenciones para prevenir la violencia por razón de género y responder a las necesidades de las supervivientes;

f) Las niñas refugiadas de nivel secundario tienen la mitad de probabilidades de matricularse en la escuela que los niños, pese a que constituyen la mitad de la población refugiada en edad escolar;

g) Según indican las constataciones hechas por el Relator Especial sobre la situación de los defensores de los derechos humanos, el aumento del discurso misógino, sexista y homófobo de los dirigentes políticos en los últimos años ha contribuido a un aumento de la violencia contra las mujeres, contra las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero, queer e intersexuales y contra las defensoras de los derechos humanos;

h) Menos del 20 % de las resoluciones del Consejo de Seguridad aprobadas en 2018 contenían referencias a la importancia y la necesidad de garantizar los derechos y las libertades fundamentales de la sociedad civil, los grupos de mujeres y las defensoras de los derechos humanos;

i) En 2018, solo el 28 % de las reseñas de las necesidades humanitarias exponían claramente las repercusiones diferentes que tenían las crisis en las mujeres y las niñas, así como los factores subyacentes que afectaban a la vulnerabilidad;

j) En el período 2016-2017, solo el 0,2 % del total de la ayuda bilateral para situaciones frágiles y de conflicto se destinó directamente a organizaciones de mujeres3 ;

k) Casi el 40 % de las economías limita los derechos de propiedad de las mujeres, y casi el 30 % restringe su libertad de circulación. La falta de derechos económicos aumenta la vulnerabilidad de las mujeres en situaciones frágiles y de conflicto y repercute en la recuperación;

l) En 2018, el porcentaje de escaños parlamentarios ocupados por mujeres en todo el mundo solo aumentó ligeramente, hasta el 24,3 %, mientras que en los países en situación de conflicto o que salen de un conflicto la media es del 19 %;

m) En 2018, los gastos militares mundiales ascendieron en total a 1,8 billones de dólares4 . Uno de los objetivos estratégicos de la Plataforma de Acción de Beijing es reducir los gastos militares excesivos y limitar la disponibilidad de armamentos disponibles5 ;

n) Solo el 41 % de los Estados Miembros ha aprobado planes de acción nacionales sobre las mujeres y la paz y la seguridad, y apenas el 22 % de todos los planes incluían un presupuesto para su aplicación cuando fueron aprobados.

  1. En este informe, que se presenta en un momento en que estoy dando prioridad a los esfuerzos por trabajar más y mejor en la aplicación de la agenda sobre las mujeres y la paz y la seguridad, se exponen compromisos con base empírica y plazos concretos para las Naciones Unidas y se formulan recomendaciones dirigidas a los Estados Miembros, las organizaciones regionales y el Consejo de Seguridad, para 2020 y los años posteriores. Los indicadores colectivos están claros, pero sigue existiendo un marcado contraste entre la retórica y la realidad, puesto que los compromisos acordados anteriormente no se han visto traducidos en medidas.