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Memoria del Secretario General sobre la labor de la Organización (A/74/1)

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Asamblea General
Documentos Oficiales
Septuagésimo cuarto período de sesiones
Suplemento núm. 1

Capítulo I

Introducción

1. Las Naciones Unidas, que son el principal instrumento con que cuenta el mundo para lograr progresos compartidos, pronto celebrarán su 75º aniversario, sin que nuestros propósitos y principios comunes hayan perdido ni un ápice de su importancia. La Organización y su espíritu de cooperación internacional han reportado a la humanidad grandes y muy diversos beneficios, salvando a millones de personas de la pobreza, defendiendo los derechos humanos y ayudando a forjar la paz en zonas con problemas. Pese a los rápidos cambios que experimenta el mundo actual, la Carta nos impone el deber imperecedero de mantener esos logros y garantizar que todas las personas puedan gozar de seguridad, prosperidad y dignidad. Y precisamente con ese espíritu presento mi tercera memoria sobre la labor de la Organización, preocupado por la situación de nuestro mundo, pero también convencido de que podemos ayudar a las personas a quienes servimos.

Desafíos cada vez mayores que trascienden fronteras

2. El mundo sigue enfrentándose a graves problemas que ningún Estado Miembro ni organización pueden abordar en solitario, el más peligroso de los cuales es la amenaza que para su existencia supone el cambio climático. Los desastres relacionados con el cambio climático afectan cada año a una media de 350 millones de personas, el calentamiento global destruye a diario los logros del desarrollo que tanto costó alcanzar y exacerba la pobreza, y la pérdida de biodiversidad avanza a un ritmo alarmante.

3. En 2019 necesitarán asistencia humanitaria casi 142 millones de personas. Los conflictos armados y la violencia siguen destruyendo vidas y comunidades, la complejidad y la interrelación de los conflictos van en aumento, y el extremismo violento y el terrorismo siguen desestabilizando países y regiones enteras.

4. La pobreza generalizada y las crecientes desigualdades entre los países, y especialmente dentro de ellos, también son motivo de gran preocupación, al igual que la inquietante tendencia del espacio democrático y cívico a reducirse, que suele afectar primero a quienes defienden los derechos humanos, trabajan en el ámbito sanitario o ejercen el periodismo. En muchas partes del mundo sigue siendo habitual la violencia contra las mujeres y las niñas y se observa una nueva ofensiva contra los derechos de la mujer y la igualdad de género.

5. Factores como estos han contribuido a aumentar los desplazamientos, que exponen a las poblaciones vulnerables a sufrir violaciones de los derechos humanos y crean complejas dificultades en los países de tránsito y destino. La persistencia y proliferación de estos y otros problemas fomentan el temor, la incertidumbre y la frustración, que a su vez van minando la confianza de la opinión pública en las instituciones y el estamento político, y son caldo de cultivo para el discurso de odio, la xenofobia y otros peligrosos relatos que generan disensión.

6. Mi profunda preocupación por esta alarmante tendencia, que incluye actos violentos motivados por el odio y atroces atentados contra lugares de culto, me indujo a formular una estrategia para combatir el discurso de odio y buscar maneras de que las Naciones Unidas puedan ayudar a proteger los lugares sagrados en todo el mundo.