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Comunidades de Pujilí están en riesgo por deslizamientos

Countries
Ecuador
Sources
El Comercio
Publication date
Origin
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Cinco comunidades del oriente de Pujilí, en Cotopaxi, están en riesgo por los continuos deslizamientos de tierra y agrietamientos que se registran en la base de la montaña.

Los derrumbes son de diferente magnitud, pero dos de ellos obstaculizan totalmente la vía que une a los poblados de Cachi Alto, Santa Bárbara, Rumipungo, Cuturiví Chico y Cuturiví Alto, asentados en la zona de peligro. Mientras las grietas se registran en dos casas y tres terrenos que fueron abandonados por sus propietarios. Otras 500 viviendas están en peligro.

Un informe preliminar, de la Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR) y geólogos de la Universidad Central del Ecuador, indica que las lluvias en la zona y el brote de aguas subterráneas a la superficie generan el movimiento de tierra y piedras. Estos deslizamientos están dentro de otro derrumbe de mayor magnitud, que se encuentra activo en la parte baja.

Ese informe indica que se formó por un sismo de 5.7 grados en la escala de Richter, en el sector de Rumipungo, el jueves 28 de marzo de 1996. El movimiento telúrico destruyó 7 000 viviendas; hubo 62 muertos y 15 000 damnificados. La fuerte sacudida se registró en uno de los ramales de la falla geológica del sector Pallatanga–Pujilí–Calacalí.

“Descartamos que estos derrumbes tengan algún tipo de incidencia o relación con la falla geológica que atraviesa la zona. Registros y testimonios de los pobladores indican que ese día hubo grandes derrumbes en diferentes sectores y en uno de estos es donde hay movimiento de tierra en la parte baja”, aseguró Luis Pilatasig, investigador universitario.

El docente, junto con otros cinco expertos y estudiantes de la universidad, visitará por segunda ocasión la zona de Cachi Alto. Los expertos usarán drones, equipos de medición y harán un análisis de suelo ­para determinar el posible riesgo de un mayor movimiento de tierra, además de conocer el volumen de los materiales que descendieron y continúa bajando. Asimismo, podrán establecer la potencial cantidad de tierra y piedras que pueden quedar inestables.

“La parte inferior del deslizamiento es peligrosa, porque hay acumulación de agua e inestabilidad del terreno. Nos preocupa que en la época lluviosa se hunda la parte baja, esto provocaría que en algún momento se active el principal derrumbe”, indicó Pilatasig.

La vía principal que conduce a las comunas –asentadas en lo alto de la montaña– está obstaculizada por dos derrumbes. Uno de estos fue rellenado por los comuneros para llegar a sus hogares, pero la tierra continúa hundiéndose. Por eso, los comuneros deben trasladarse a otro poblado y movilizarse por caminos polvorientos y estrechos. El viaje aumentó entre 30 y 40 minutos, de los 20 que tomaba normalmente.

Otros deben arriesgar sus vidas al pasar por las zonas de los derrumbes. A pesar de que la tierra no ha sido retirada de la carretera, como medida de prevención. Los comuneros caminan por el filo de la quebrada de Cuchauco, donde se observan los grandes surcos que comenzaron a formarse desde mayo de este año.

Gladys Yupangui, moradora de Rumipungo, cuenta que los Cabildos se alertaron en junio de este año, cuando la parte de la carretera que fue rehabilitada con sus manos comenzó a hundirse y a formar surcos.

Las dos viviendas cercanas se hundieron y las paredes se cuartearon. Los pequeños deslaves en terrenos aledaños –que son utilizados para el pastoreo y la siembra de alfalfa, maíz, papas y otros productos– quedaron abandonados.

“En una noche se hundió tres centímetros la carretera y sigue bajando el material en otras zonas. El terreno que fue de mi madre está cerca de la quebrada y puede desaparecer en el futuro”, agregó Yupangui.

Un grupo de técnicos de la SGR inició la conformación de los comités de gestión de riegos comunitarios. El propósito es informar y capacitar a los dirigentes y pobladores sobre los derrumbes, medidas de seguridad, mochila de emergencia, rutas de evacuación y zonas seguras. En el momento, 80 personas de Cachi Alto y 70 vecinos de Cuturiví fueron capacitados para ser parte de las brigadas de riesgos.

“En la parte alta de la montaña no se registra actividad por lo que el monitoreo es constante”, comentó Diana Loroña, directora de la SGR.